El sector de la construcción está protagonizando una profunda revolución que abarca tanto a las formas y técnicas en las que se acometen los nuevos proyectos arquitectónicos como en los materiales utilizados. Una transformación que, sobre todo, se articula en torno a la pugna entre construcción tradicional vs construcción industrializada y las ventajas o inconvenientes de cada uno de estos sistemas de edificación. El objetivo de este análisis es contrastar cómo responden ambas a las estrictas exigencias de respeto al medio ambiente que se han incorporado a la normativa reguladora de los países más avanzados. Pero, también, pensar en criterios de rentabilidad económica y de mejora del bienestar de las personas.
Conviene señalar que una vivienda industrializada tiene las mismas o mejores condiciones de seguridad que un edificio convencional. Es más, ofrecen más resistencia frente a desastres naturales (terremotos, huracanes) o incendios. A efectos legales, son equiparables a las viviendas tradicionales, tienen la misma consideración de bien inmueble y, por tanto, se les aplican las garantías previstas en la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE) y en el Código Técnico de Edificación (CTE).
Principales diferencias entre la construcción tradicional vs construcción industrializada
La construcción industrializada y la construcción tradicional no solo presentan claras diferencias que afectan a su habitabilidad y, por tanto, que son interesantes para el consumidor final. Desde la perspectiva de los profesionales, su distanciamiento empieza en lo que respecta a sus características constructivas y sistemas de ejecución de la obra. En este sentido, estas son las diferencias más notables entre construcción tradicional y construcción industrializada:
- Tipos de estructura. En la construcción tradicional, los elementos estructurales son las vigas y columnas que se conectan en los puntos de unión. En el industrializado, se genera un conjunto estructural de muros enlazados formando una única unidad (muros estructurales).
- Tipos de construcción. La edificación convencional se asienta sobre una mano de obra, a veces, poco cualificada, el ladrillo como material básico y un nivel escaso de industrialización durante todo el proceso que conlleva una ejecución más compleja. Además, cada arquitecto aplica sus propios detalles constructivos, lo que dificulta el control de calidad de la obra. Por el contrario, la construcción industrializada trabaja con personal muy cualificado, alto grado de control de calidad en los detalles constructivos, una mayor regularización en los tiempos y una ejecución simplificada que permite ahorrar en costes.
Sostenibilidad: construcción tradicional vs construcción industrializada
Además de un asunto demandado por el cambio de sensibilidad de una población cada vez más comprometida con el cuidado del planeta, el tema de la sostenibilidad es una exigencia que se recoge en los nuevos planes legislativos de numerosos países. En el caso de la UE, es una de las claves que inspiran el denominado Pacto Verde o Plan de Acción de la economía circular en la UE, ambos con repercusiones directas en el sector de la construcción.
Con la construcción industrializada, se produce un avance espectacular en lo que se refiere a políticas medioambientales. Estas son las ventajas que representa frente a la construcción tradicional:
-
- Reducción del consumo de energía y materiales gracias a los procesos industrializados que concentran la producción de forma estandarizada en las fábricas.
- Menor gasto de agua, el recurso natural más escaso y valioso del planeta, al no utilizarse conglomerantes húmedos para el armado de las estructuras.
- Limitación en la generación de residuos y apuesta por el uso de materiales reciclables.
- Menor huella de carbono, con una reducción de un 60 % en las emisiones de CO2 durante el proceso de construcción, y de un 30 % en su uso como vivienda.
- Mayor eficiencia energética de las viviendas industrializadas, con un ahorro en climatización de entre el 40 y el 75%.
Construcción tradicional vs construcción industrializada en materia de ventilación
Si algo hemos comprobado en los últimos años, es la influencia que la calidad del aire de los espacios interiores tiene sobre nuestra salud. Hemos pasado de poner el foco en la contaminación exterior a analizar hasta qué punto es importante garantizar la renovación del aire dentro de nuestras viviendas y centros de trabajo. Además, con el teletrabajo en clara tendencia ascendente, se pasa cada vez más tiempo dentro de casa. De ahí la necesidad de dedicar un capítulo aparte al análisis de las diferencias específicas entre construcción tradicional y construcción industrializada en materia de ventilación.
La estanqueidad que caracteriza a las construcciones industrializadas es una ventaja respecto a los edificios levantados con el sistema tradicional, en los que la presencia de puentes térmicos es un obstáculo para conseguir la optimización del aislamiento térmico. En las viviendas industrializadas, este problema no existe porque la hermeticidad es total. Esta cualidad implica que se tengan que establecer formas de renovar el aire sin recurrir al método clásico de abrir ventanas. Para ello, las nuevas casas sostenibles incorporan eficientes sistemas de ventilación mecánica de doble flujo, que funcionan extrayendo el aire interior contaminado y sustituyéndolo por corrientes renovadas de forma continuada. Y, todo ello, con el mínimo consumo energético.
El dilema de la construcción tradicional y la construcción industrializada se decanta de forma contundente hacia la segunda opción cuando se analiza con una perspectiva de futuro. Son los edificios industrializados los que mejor responden a las exigencias medioambientales y de confort propias de los tiempos actuales. Sin olvidar que, además, son más rentables económicamente, a la vez que flexibles frente a las preferencias de personalización de los usuarios. Todo ello convierte a la construcción industrializada en la clara apuesta del siglo XXI en materia de edificación.